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lunes, 8 de mayo de 2006

Rock en la fiesta electrónica



No creo que las fiestas electrónicas como la Southfest, a la cual asistí el sábado pasado, tengan muchos motivos musicales de peso como para justificar el elevado precio de su entrada. No es que falte calidad, en todo caso falta cantidad. En la Creamfields del año pasado pude comprobar que pagando mucho menos que una entrada de campo para ver, por ejemplo, a los apolillados U2, tuve a mi disposición horas de música en vivo en los más variados formatos y géneros, desde Emmanuel Horvilleur a la Zuker XP, desde 2 Many DJ´s a Prodigy, desde Paul Oakenfold a Audiobullys. Muchos escenarios, varias carpas en un espacio adecuado, sin superposiciones ni otras mezclas de sonido que no fueran las ejecutadas por los DJ´s. Sí, claro, conseguir algo de comer o tomar era más difícil que en Haití, pero más que nada estoy hablando de música.

Pero la Southfest fue otra cosa. Un predio mucho más pequeño, apenas un escenario principal y una carpa medianita, demasiado próximas entre sí. Una docena de artistas en total. Sólo dos bandas en vivo. Poca oferta para lo que era el precio de la entrada. Pero como ya hace rato que se nota en los festivales dirigidos al público de clase media para arriba (bastante arriba) a nadie parece importarle demasiado. Está el VIP, están las cada vez más numerosas carpas de los auspiciantes, donde casi nada viene de arriba, sin embargo. Más bien todo lo contrario. Y por supuesto, está el público, también cada vez más numeroso, habitual de este tipo de festivales, que básicamente y como en cualquier otro evento multitudinario no tiene ni idea de lo que está escuchando, quiénes son los que tocan, que estilo tiene tal o cual DJ. Se trata de estar, como había que estar en River con los Stones. Se trata de bailar, moverse, bailar mucho, tomar tragos, Speed, bichitos, churros. Algunos llevan las bocinas, otros silbatos, otros muñecos, o disfraces, prendas estrafalarias. Lo que se puede hacer en Mint o en Pachá cualquier día, pero al aire libre y a mayor escala. ¿Es todo esto criticable de por sí? No más que todos los rituales del aguante, por ejemplo, o del reviente cumbianchero. El eterno juego de mirar y ser mirado, de llamar la atención, de divertirse o creer en la diversión. Las diferencias son superficiales, es sólo cuestión de poder adquisitivo.

Pero a mí me interesa la música. Sí, la entrada me la regaló mi hermano, pero de todos modos yo tenía muchas ganas de ver a LCD Soundsystem. ¿Por qué un grupo de rock como éste del notable James Murphy (natural de New Jersey, también DJ y productor de los geniales The Rapture y otros grupos nuevos importantes, para más datos) se presentó en una fiesta electrónica? Simplificando bastante la cuestión, porque su música contiene algunos de los elementos que cualquier clubber globalizado pediría para bailar un buen rato en su pista preferida, pero en verdad LCD Soundsystem es mucho más que eso, y por eso lo considero un grupo de rock, acogedora etiqueta que permite reunir a todos los descarriados e inclasificables. Para bailar están los ritmos machacantes, los bajos poderosos e hipnóticos, temas de largo desarrollo (y no quiero menospreciar para nada la importancia del baile para la música). Pero también están las melodías mínimas, unas cuantas parrafadas rapeadas sin rastro de hip-hop, algunas frases que se repiten como mantras, teclados y guitarras que pasan desapercibidos a nivel de la ejecución pero que disparan certeros ataques sónicos al cerebro. Además, abundante percusión, tanto electrónica como tradicional, a cargo de un baterista de un despliegue llamativo, y ocasionalmente también del guitarrista y del propio Murphy. En algunas canciones, y como para reforzar, bases pregrabadas de bajo y batería, todo perfectamente amalgamado. Un conjunto bastante particular, una mezcla de Public Image Ltd. con Daft Punk, algo de dub, algo de house, algo de ruido industrial.

Y el recital fue contundente, conciso, de apenas una hora de duración, y si bien quizás no hubiera sido conveniente prolongarlo demasiado, sí me quedé con ganas de un par de canciones más, no sé, quince minutitos, un par de bises. Pero no, el horario está pautado, hay que desmontar todo que viene Cattaneo. No importa, LCD Soundsystem demostraron con creces por qué son uno de los grupos más interesantes del momento, ofrecieron un show impecable, que combinó prolijidad y potencia, meticulosidad y el necesario descontrol de toda presentación en vivo. Un sonido muy bueno y sin fallas, que permitió apreciar la variada paleta de sonidos del grupo. Si no se puede calificar al show como memorable, como sí lo fue este año el de Franz Ferdinand, es porque simplemente el marco no era el más adecuado, por todo lo expuesto más arriba. De hecho, el único tema que tocaron con un poco de desgano fue el hit, el que todos querían escuchar, el radiable "Tribulations". No es que esa actitud sea elogiable de por sí, pero es la clásica venganza del músico. (A propósito de esto, para la historia quedó la furia que le provocó a Nirvana el típico machismo y la intolerancia de los descerebrados rockeros argentinos para con sus amigas, las Calamity Jane, lo que derivó en uno de los peores shows de un grupo internacional relevante en Buenos Aires, con Kurt Cobain amagando todo el tiempo con tocar "Smells Like Teen Spirit" para finalmente no hacerlo nunca).

¿Y qué más hubo en la Southfest? Alcancé a escuchar cuatro canciones de Ladytron, la otra banda en vivo programada. Absolutos desconocidos para mí, fueron una agradable sorpresa. Tres chicas y tres chicos, todos vestidos de negro, una onda ligeramente gótica, pero sin exagerar. Y los sonidos acompañaban el vestuario, un rock medio tiempo bailable e industrial, con dos cantantes que más bien recitaban, con melancolía impostada pero sin desgano, lo que no las hacía demasiado odiosas. Pero también sonaban muy aceitados y potentes, no estaría mal buscar algún disco de ellos en Internet.

También me quedé un rato largo escuchando a Cattaneo, el famoso "DJ argentino que triunfa en el exterior, vive en Londres, o Barcelona, y no es un grasa como Deró, aunque tampoco es bueno mostrarse demasiado fan suyo". El que se llevó a mi amada Jackie Keen. En la semana lo había escuchado en la radio en el programa de Matías Martin, y no me cayó para nada mal. Un tipo ubicado, sin falsa modestia pero tampoco agrandado, simpático y muy correcto, quizás demasiado. Profesional, muy dedicado a lo que hace. Y supongo que lo hará bien, yo no tengo los elementos suficientes como para juzgarlo. Lo que escuché no me desagradó, tampoco me interesó demasiado. Se dice de él que sus mezclas son muy elegantes, y sí, podría ser. También me pareció bastante tranquilo, no sé si en algún momento de su extenso set habrá acelerado los beats. No pretendo descalificar para nada lo que hace Cattaneo, pero no creo que lo suyo fuera como para que el público se mostrara tan excitado, dejando de lado el trillado tema de las sustancias. Es cierto que no es para nada efectista, como sí lo eran los otros DJ´s que escuché el sábado, Plump DJ´s, u otros como Fatboy Slim que juegan abiertamente para la tribuna. Pero tampoco me pareció que Cattaneo tome demasiados riesgos. Hablando desde lo poco que sé de música electrónica, su set me pareció muy correcto, agradable pero sin matices. Es que yo estoy más acostumbrado a la electrónica cuando se cruza con el rock, con los Chemical Brothers como el mejor ejemplo, y los 2 Many DJ´s como el mejor show de los que vi en la última Creamfields. Claro, ellos también tienen un grupo de rock, Soulwax, que en su disco Any Minute Now demuestran tener más de un punto en común con, justamente, LCD Soundsystem (creo haber leído que James Murphy participa en la mejor canción del disco, "NY Excuse").
Eso fue todo, puede que haya parecido que estuve poco tiempo, ya que me fui algo después de las 2, mientras mi hermano y sus amigas se quedaron hasta las 6. Pero bueno, después de todo estuve cuatro horas. A mi edad no creo que se pueda pedir más. Y yo fui a ver a LCD Soundsystem.

1 comentario:

Crespo dijo...

Te recomiendo Death In Vegas (fundamentalmente los discos Scorpio Rising y Live at Brixton) y Planet Funk.