Es extraño. Después de un primer momento en que reaccioné a la eliminación argentina del mundial con más tristeza y resignación que bronca o enojo, me dediqué a buscar en diversos sitios de internet artículos y opiniones de gente respetable sobre fútbol en general y el mundial en particular. Necesitaba alguna explicación racional para otro paso en falso, confrontar mis opiniones con las de otros quizás más autorizados, pensar obsesivamente otra vez en algo. Con el correr de los días y, sobre todo, a partir de la (no tan) sorpresiva eliminación de Brasil, sentí que además de reflexionar civilizadamente, polemizar con altura y argumentar con categoría, era la hora de la revancha.
Saqué todo lo peor de mí, con razones o sin ellas, y lo volqué en mi propio blog y en otros sitios, dejando todos mis datos como una provocación abierta. El resultado fue previsible, lo que quise evitar en un principio dejando al mundial fuera del blog: varios comentarios a mis entradas, incluso de brasileños, recriminándome de diferentes maneras todas mis opiniones, las más burdas y las más lógicas. Algún desubicado (argentino, como no podía ser de otra manera) hasta se burló de mi post dedicado a Simeone, un tímido homenaje al jugador que más veces vistió la camiseta argentina, hecho en mi condición de hincha de Racing sin ofender a ningún otro equipo.
En fin, si un blog es mostrarse, abrirse al mundo, también es razonable no querer que me llenen la cara de dedos. Los comentarios fueron oportunamente borrados, y a partir de ahora activé la opción para moderar los que persistan. Yo seguiré en la mía. Sigo creyendo que la época de Bielsa fue la edad dorada de la selección, el único equipo nacional a la altura del de México ´86, con el plus de haberse mantenido en lo más alto de la consideración internacional por más tiempo que ningún otro. Sigo odiando a Riquelme, por razones puramente futbolísticas. No puedo evitar alegrarme cuando pierde Brasil, sean los mejores del mundo o no, sobre todo si se come un baile de la categoría del que le dio Francia. El video de Zidane tiene valor en sí mismo, más allá de la furibunda dedicatoria que, por si alguno todavía no lo notó, está dirigida a Riquelme, quien por supuesto continuará con su vida sin siquiera sospechar hasta qué grado del absurdo pueden llegar las polémicas que genera su juego. Si alguien quiere leer una interesante defensa del 10 argentino, que lea la nota de Quintín en el site TP (Los Trabajos Prácticos). Es uno de los varios artículos que el antiguo director de El Amante Cine escribió acerca del mundial. De más está decir que estoy en total desacuerdo con esa defensa.
Estoy cansado de los que opinan de la selección con la camiseta del club. No creo que haya sido siempre así, debe haber sido para la época de Passarella que se empezó con esto de "qué querés con técnico y jugadores gallinas" o "a quién querés poner si los bosteros son horribles". Lo lamento si alguien se ofende, el fútbol despierta demasiadas pasiones, muchas de ellas negativas. Voy a cerrar todo este asunto, incluso con la incómoda sensación de que podría dedicarme a escribir libros enteros sobre fútbol y aún así quedarme con las ganas de expresar algo más. Sólo cabe agregar que, más allá de mi vulnerabilidad ante ciertas opiniones demasiado vulgares, y creo que también es por esto que lo hago, al menos en este mínimo blog, en este espacio intrascendente en la inmensidad sobresignificada de la red, me reservo el legítimo derecho a quedarme con la última palabra.
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martes, 4 de julio de 2006
Eliminación
Publicadas por Arte y Sport a las 7:58 a. m.
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