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lunes, 11 de septiembre de 2006

Política, gestión, todo eso.


Apenas un comentario mío en el blog de Ezequiel Baum. Todo se recicla, claro. Veremos si sigo sumando amigos o enemigos.


Ya veo de qué me hablabas cuando me recomendabas a Jack como un marxista inteligente. No tengo ganas de pelearme con nadie, por ahí es un flaco con la mejor onda, pero no creo que vaya a ser posible esa discusión. Yo estoy más en tu etapa de tratar de entender a Blumberg y sus propuestas sin tanto prejuicio y de despreciar a los matoncitos tipo K y D´Elia. ¿La lucha de clases? Me la paso por las bolas.

Como ex progre-zurdito de la facultad de Puán ya gasté lo suficiente esa pose de escandalizado moral tipo Carrió (aunque sin crucifijo). No sirve de nada. Ya voté a radicales, peronistas, frepasistas, a Chacho Álvarez, a De la Rúa, a Zamora, a Ibarra y a Kirchner. Salí a la calle el 19 de diciembre, para sentirme un héroe cuando tiraron los primeros gases y salí cagando. Claro, los dólares ya los había sacado del banco, qué banana. Hasta me di el lujo de ir un par de veces a una asamblea barrial. En suma, me mandé todas las cagadas habidas y por haber. Cuando tuve la oportunidad, no dudé en cometer lo que técnicamente se llama "cohecho", y me cagaron. ¿Tengo derecho yo a quejarme de los que rodean a Blumberg por sus dudosos antecedentes, o a lo que ahora se llama "los noventistas"? Para nada, y el resto del progresismo tampoco, no deben tener una historia personal muy diferente a la mía. Basta de asumir la posición de carmelitas descalzas a punto de ser violadas. Si quieren saber más acerca de lo inútil del progresismo y la izquierda argentinas, lean a Sebreli, a Abraham o a Rozitchner (el que sirve, no el otro), lo van a explicar mejor que yo. Además, queda bien con la diversidad, uno puto, los otros dos judíos, uno rumano, para mejor. Hasta se puede leer tranquilamente al Turco Asís, autor en 1999 de la profética y muy sabia frase "la Alianza es una alucinación de la clase media".

¿Sirve de algo cuestionarse quién rodea a Blumberg? Cada vez me inclino más a pensar que no. Tomemos el caso de Bragagnolo, por ejemplo. Lo veo en la tele, leo la nota de Noticias, y el tipo me parece razonable. No pide mano dura, pide mejorar los procedimientos policiales. Aunque yo tampoco coincido con la baja en la edad de imputabilidad. Como decís vos, ninguna otra de las propuestas del grupo de Blumberg es descabellada, si después discutimos los detalles. Pero claro, leo un artículo de Susana Viau en Clarín/12, y ahí está escrachado Bragagnolo, que -como no podía ser de otra manera- resultó ser un conspicuo miembro de la patria financiera, amigo de Massera, asesor de vaciadores de bancos y no sé cuántas cosas más. Disculpen, pero no puede ser que siempre sea así, a Clarín/12 no le creo más. Siempre que aparece uno que no comulga con la liturgia progre, se lo prende fuego por procesista. Qué casualidad. Y aún si fuera cierto, por todo lo anteriormente mencionado acerca de mi propia actuación cívica, de nuevo, ¿tengo derecho a tirar la primera piedra? ¿Lo tiene Viau? ¿Lo tiene -por ejemplo- el comisario del pueblo Granovsky, antes re-progre en C/12, ahora capo de Telam K, vendedor del pescado podrido oficial? Basta de caretaje zurdito, por favor.

Entonces el problema pasa por otro lado. No me rompan más las bolas con el proceso y los ´70. O con Menem y los ´90. Otra vez, lean a Sebreli acerca de los hoy tan execrados años menemistas. Hay que entender de una puta vez que esa postura intelectual de que "todo es política" o que "el poder is inmoral" es falso. El poder y el gobierno son -deberían ser- antes que nada, gestión. Suena muy PRO, pero es así. No le quiero dejar el discurso eficientista a Macri, a quien detesto. Entonces, que lo asuma de una puta vez el progresismo, la centroizquierda o la centroderecha no represiva, y ahí puede ser que se avance un poco. En el tema de la seguridad, o en cualquier otro.

Saludos.

1 comentario:

Niño Barroco dijo...

Algo de eso estuve escribiendo estos días...
Igual ni Sebreli ni Rozitchner (h) me cierran. Una cosa es desmarcarse del progresismo careta y otra esta forma de conciliar ideas y estilo de vida bajo la supuesta fachada del diálogo.
Ojo, que voy para la misma opción.
Pero creo que una cosa es pensar la posibilidad de un diálogo con Blumberg o Grondona (si es que algo así se puede) y otra, muy distinta, es facturar de lo lindo con ese supuesto diálogo.
Distinto es el caso de Abraham, pero nuevamente, esto es una opinión personal porque me cae bien él y es un tipo que me da la sensación que dialoga, pero no te perdona una y todas las miserias se exponen (es el tipo de diálogo al que apuesto).

Y en relación a Bragagnolo... primero hay que separar el tema de perder un pibe. Después, que fue un pedazo de mierda (hay matices entre querer pagar o cobrar una coima y beneficiarte de un sistema como el que funcionó acá en la dictadura o en los 90).
Por último, que la forma en la que murió el hijo tiene MUY poco que ver con lo que propone y mucho más que ver con el estereotipo de clase que los progres nos hacemos de tipos como él y sus hijos. Con lo cual, hasta que el tipo no asincere su posición y empiece a hablar como domar a los conchetitos y a los rugbiers, y proponga redes parapoliciales de taxistas, yo con un tipo así no puedo dialogar nada.