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miércoles, 31 de enero de 2007

"Falló por un tantito así"


Creo que eso era lo que decía Maxwell Smart cuando algún malo saltaba por una ventana, y aunque éste siempre esperaba amortiguar su caída con algún toldo o algo similar, invariablemente terminaba errando en sus cálculos y haciéndose bosta contra el piso.

Esto viene a cuento de 1984, la novela de Orwell que leí hace un año aproximadamente, y que ahora está leyendo Evan. En lo que respecta a Iberoamérica, Orwell también falló, no sé si por poquito, quizás por unos treinta años, que al fin de cuentas es muy poco en términos históricos.

Sin ánimo de exagerar, algunos hechos de los últimos días me hacen pensar en ciertos aspectos de la distopía orwelliana. El Gran Hermano Chávez no sólo te vigila, también te expropia, te nacionaliza y te socializa. No obstante, encuentra gracias a un "afamado" académico alemán (link a entrevista en perfil.com) una justificación ridícula y arcaica de su autoritarismo y sus políticas retrógradas, como para que las mentes biempensantes de las izquierdas de aquí y allá puedan dormir tranquilas (y seguir escribiendo en el Dipló).

Luego está su aprendiz ecuatoriano, tan buen vecino él, que no duda en cargarse al Congreso con tal de imponer una nueva Asamblea constituyente, tal cual lo hiciera ya Evo Morales en Bolivia (con métodos más democráticos, valga la aclaración, pero con la posible secesión del país o una guerra civil como primer resultado evidente). Como siempre en este continente, cuando no se sabe cómo arreglar el desastre lo mejor parecen ser las "refundaciones". O, al menos, nuevos tratados, pactos, leyes, todo tipo de papeles repletos de palabras muertas. Que suenan muy bien a los oídos de quienes sueñan con la "unión de los pueblos latinoamericanos". Puro voluntarismo estéril. Y para peor, el autoritarismo del siglo XXI viene con disfraz libertario de izquierda.

Finalemente, aquí en la Argentina el GHK se inspira en Orwell para su política comunicacional. No importa que todos sepamos (lo sentimos en el bolsillo) que la inflación es mucho más del 9,8% anual oficial. Lo que se hace no es remediar la política que lleva a esos resultados, sino matar al mensajero. Por eso echan a la funcionaria responsable de llevar la estadística inflacionaria, porque ella es tan competente que refleja la realidad en sus números, y al gobierno no le gustan esos números. Puede parecer medio filosófica la cuestión, pero los número son para el gobierno más importante que la realidad. Quizás hasta sean la realidad misma. Es decir, la realidad puede indicar una cosa, pero si el líder dice que en verdad la realidad es otra, en este caso particular, que la inflación es ínfima, pues así deberá ser, o directamente, así es. Y basta de discusiones, qué joder. Alcanza con ajustar los números.

Se nota que K lee mucho a los autores de auto-ayuda y no sólo a Orwell. Por eso es muy fácil ser rico y feliz en la Argentina. Basta con que el gobierno lo comunique oficialmente.

1 comentario:

Lic. Karina Morales dijo...

Mirá en cualquier momento hacemos una "rebelión en la granja" digna de Orwell...