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miércoles, 15 de agosto de 2007

La pésima educación


Después de haber escrito la entrada anterior, leí esta columna de Pepe Eliaschev en Perfil. Confirmé con horror que la situación en la Universidad de Buenos Aires empeora hasta límites inimaginables. Creo que la actual es una crisis terminal y sin retorno. No sé me ocurre ninguna otra solución que no implique la aplicación drástica y simultánea de las siguientes medidas, las cuales implican por supuesto terminar con esa ridiculez de la autonomía universitaria:


- Intervención total por parte del Ministerio de Educación, con aval y seguimiento del Congreso y desestimando cualquier obstrucción de la Justicia. No confío en las actuales autoridades del Ministerio, claro está, sino que trato de imaginar un nuevo gobierno con gente razonable a cargo.


- Sumario, expulsión automática y denuncia ante la Justicia a todos aquellos estudiantes que hayan protagonizado desmanes en los últimos tiempos (destrozos en instalaciones, agresiones personales, amenazas, bloqueos de reuniones de autoridades, etc.).


- Arancelamiento de todas las carreras de grado. Auditoría integral para detectar y castigar las innumerables irregularidades en el manejo de los fondos públicos. Cierre inmediato de los variopintos kioskos que recaudan fortunas destinadas a financiar actividades para nada relacionadas con lo académico.


- Disolución de la F.U.B.A., de todos los centros de estudiantes y de todos aquellos órganos estudiantiles que no representan a nadie y que funcionan al sólo efecto de captar cajas y entrenar a los futuros punteros políticos, piqueteros y demás fascistas partidarios de la acción directa.


- Despido de todos los noquis no docentes. A los que queden laburando que ni se les ocurra algo así como voz y voto en los Consejos Directivos. Quizás únicamente al personal técnico y altamente calificado que desarrolle tareas que no se relacionen directamente con la docencia.


- Efectivización y blanqueo inmediatos de todos los docentes en negro y no rentados. Lo cual no implica que los ayudantes y los J.T.P. deban continuar haciendo el trabajo que los titulares no hacen. Basta de titularidades de cátedra para los que sólo la usan como brillametal que lustra sus curricula. Todo aquel que labura tiene que cobrar un sueldo; los que no, que renuncien, que continúen con sus labores habituales en el sector privado y que les dejen sus cátedras a quienes efectivamente las ejercen.


- Decretar como ilegales e impedir por medio de la fuerza pública toda medida de fuerza que implique ocupación de instalaciones, interrupción de las clases, cortes de calles o sabotaje de los órganos directivos.



Luego de estas medidas de emergencia la U.B.A. deberá ser reformada de manera que se transforme en una institución completamente diferente de la actual. En próximas entradas iré sugiriendo algunas posibilidades.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Intervención total por parte del Ministerio de Educación, con aval y seguimiento del Congreso y desestimando cualquier obstrucción de la Justicia.

Sumario, expulsión automática y denuncia ante la Justicia.

No me queda claro algo. Hay una Justicia "A" a la que no hay que darle bola y una Justicia "B" a la que sí?.

Como me hacés pensar!.

Arte y Sport dijo...

No se trata de entrar en chicanas inconducentes. No voy a meterme en consideraciones legales que no hacen a la cuestión. Ni siquiera soy abogado. Se trata de que los jueces hagan su laburo, rápido y bien. Al que hace quilombo le corresponde una sanción, no sólo académica. Y cuando hablo de obstrucciones, me refiero a casos en que por situaciones que son emergencias gravísimas no corresponden los planteos que en su idealismo niegan una realidad devastadora y, sobre todo, consumada. Si la UBA fue autónoma para autodestruirse no lo puede ser para regenerarse. Y así como fue una locura que los jueces hicieran lugar a los amparos contra el corralito (en su supuesto afán de justicia los jueces crearon un mundo paralelo para clientes VIP en donde el uno a uno todavía existía, a costa del resto de la población, amén de un montón de negociados escandalosos), también sería una locura que obstruyeran las urgentes y drásticas medidas que habría que tomar para que la UBA regrese a un mínimo de racionalidad que le permita ser lo que debería ser y alguna vez fue: una casa de altos estudios.
Gracias por el comentario.