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miércoles, 15 de febrero de 2006

ABC

El periodismo y el mundillo literario y cultural políticamente correctos suelen trazar un perfil de Borges y Bioy Casares de digestión fácil y apto para todo público. Especialmente en sus últimos años, cuando esa estampa de ancianos venerables de alta sociedad podía simplificar hasta la obviedad la construcción de esa imagen.

Y sin embargo y por suerte, qué par de hijos de putas que eran. Ambos eran casi insuperables en el dominio de la técnica literaria. Ya nadie puede escribir como ellos, sus metáforas, metonimias y otras figuras no tienen lugar en este tiempo, son ya piezas de un museo exquisito. Pero toda esa técnica también sabía ponerse al servicio del más puro odio. No de otra manera puede entenderse si no un pasaje de la novela El sueño de los héroes, de Bioy Casares, que leí durante mis vacaciones. El narrador escenifica un diálogo entre el tal doctor Valerga y sus temerosos seguidores. Le hace decir a Valerga: "¿Tienen algo que objetar?". Luego del punto aparte, el narrador comenta, casi como al pasar y como si fuera la más inocente de las observaciones: "Por cierto, ninguna 'b' entorpeció la pronunciación de esta última palabra.". Qué belleza, cuánto desprecio por los presuntos letrados que encierra esa simple oración. Y qué elegancia para decirlo, que sentido del humor más corrosivo.

Algo parecido podría decirse del héroe de la clase media progre, el inefable Cortázar, y su excelente cuento "Las puertas del cielo". ¿Nadie nota el desprecio de Cortázar por el aluvión zoológico peronista, que traído a la actualidad serían los negros cabezas? Cuestión para la revista Ñ.

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