Un blog sobre camisetas de fútbol. Historia, diseño, marcas, novedades, curiosidades, rarezas. Arte y Sport.

viernes, 18 de agosto de 2006

Conserva


Hay dos maneras bastante accesibles de leer a James Neilson. Todos los fines de semana, en su columna "Tesis" de la revista Noticias, o todos los jueves en la columna "As I see it" de la sección de editoriales de The Buenos Aires Herald.

Neilson es un notable periodista inglés radicado desde hace muchos años en la Argentina, más precisamente en la ciudad de Pinamar, un lugar más que apropiado para elucubrar sus certeros análisis de la política argentina e internacional. Es también un pensador e intelectual conservador, de la más pura tradición anglosajona. Lo cual no significa, como comúnmente se cree en estos tiempos de nacionalismo berreta e izquierdismo para la tribuna, que sea un ser maligno vendido a los oscuros intereses del imperialismo. No es éste el caso, aún si fuese cierto que exista un ser de esa naturaleza, para no hablar de la inutilidad de insistir con la categoría "imperialismo" en pleno siglo XXI. Significa más bien que realiza su trabajo intelectual en los términos de una ideología que ha sido -desde hace demasiados años- muy bastardeada e incomprendida en la Argentina. Un pensamiento como el de Neilson, con quien muchas veces estoy en saludable desacuerdo, sirve sobre todo para aprender y enriquecerse, para comprender una visión del mundo bastante extraña a nuestra idiosincrasia. Pero que resulta de enorme utilidad para ayudarnos a arrojar el lastre de todo el pensamiento progre paralizante que es la marca de fábrica del promedio de la intelectualidad argentina.

Un conservador como Neilson es una persona absolutamente convencida de la superioridad de la tradición y la cultura occidental, valores para él magníficamente expresados en el sistema político anglosajón, más allá de los lógicos matices entre la monarquía parlamentaria inglesa y la república democrática norteamericana. La profunda convicción de que esos países (además de otras naciones europeas) representan la mejor y más posible forma de vida democrática moderna es uno de los presupuestos fundamentales de su conservadurismo. Esta aseveración le podrá resultar escandalosa a unos cuantos, pero a Neilson le sobran argumentos como para sostenerla. Y por si alguien necesitara alguna prueba más concreta del compromiso de Neilson con los valores democráticos, se le podría recordar que él fue el director del Herald en los años de la última dictadura militar, cuando ese minoritario diario escrito en inglés y de circulación tan restringida resultó ser uno de los escasísimos medios en donde se denunciaron algunos de los peores crímenes del terrorimo de estado en la misma época en que esos crímenes se cometían. No se animó Neilson a algo semejante por simpatía hacia las organizaciones de izquierda, sino simplemente porque, para un verdadero conservador, el hecho de que un estado se dedique a la detención, tortura y asesinato en la clandestinidad de ciudadanos de las más diversas ideologías y nacionalidades, desarrollaran éstos algún tipo de accionar violento o no, es simplemente una aberración. Siempre y en todos lados, sin excepciones, en la Argentina de Videla, en la Cuba de Castro, en la bolivariana República Islámica de Irán, en la base de Guantánamo o en Abu Graib, siempre.

Neilson nos dice muchas veces lo que sabemos -o sospechamos- que es cierto pero no nos atrevemos a sostener. Es todo lo opuesto a la inmadurez y el idealismo con los cuales nos sentimos tan erróneamente a gusto. Es un discurso extremadamente realista, pragmático, muchas veces incluso pesimista. Escrito además en un estilo para nada amigable, tanto en español como en inglés, con largos y farragosos párrafos que exigen una lectura meticulosa.

Si a alguien le interesa una muestra gratis, ahí va este link a una breve respuesta escrita por Neilson a un artículo de Tomás Abraham, todo lo cual fue publicado en el excelente site Los Trabajos Prácticos. En apenas una pocas líneas acerca del conflicto en Medio Oriente es posible apreciar su descarnada precisión y bastante de su conocimiento. No sé si les va a gustar, pero estaría bueno que lo lean.

No hay comentarios.: